Las baterías de flujo son una de las tecnologías que generan más expectativas en torno a los sistemas de almacenamiento del futuro. Son baterías con una larga vida útil, muy modulares y capaces de escalarse desde grandes tamaños hasta dimensiones aptas para un sistema de almacenamiento de energía para el hogar.

Se trata de un sistema muy simple, pero no sencillo. Consta de dos tanques con dos electrolitos que almacenan la energía. Los electrolitos circulan a través de una celda o stack con dos compartimentos divididos por una membrana, donde se produce la carga o la descarga según la polaridad del electrodo sin entrar en contacto los electrolitos.
La mayor ventaja que presenta esta tecnología es que son totalmente modulares, es decir, si se necesita más potencia, basta con aumentar el número de stacks del sistema y si lo que se quiere aumentar es la capacidad de la batería, con disponer de más capacidad en los tanques de electrolitos es suficiente.
Ventajas
- Alta eficiencia
- Reversible
- Modular (los tanques pueden ser tan grandes como se precise)
- Rápida capacidad de reacción
- Larga vida útil
Inconvenientes
- Tecnología aún en desarrollo
- Elevado coste
- Operan a tensiones muy bajas
Aunque las baterías de flujo aún están en una fase temprana de desarrollo, son muchos los grupos de investigación dedicados a la investigación en torno a esta tecnología, y ya existen proyectos experimentales tanto para su instalación a gran escala como para sistemas de baterías de flujo domésticos.